Carta abierta al Alcalde de Algeciras (c.c. al Presidente de la APBA)

A finales de octubre del pasado año, la prensa local daba cuenta de que el Consejo de Ministros había autorizado a la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA) “la contratación de las obras […] para la ampliación del muelle de [la] Galera, que […] permitirían generar una nueva explanada con una superficie estimada de unos 18.900 metros cuadrados para lo que […] sería necesario acometer el encauzamiento de la antigua desembocadura del Río de la Miel”, proyecto sobre el que, en su momento, expuse públicamente mi opinión.

Convocado en su día el pertinente concurso, a finales de junio pasado la APBA adjudicó la ejecución de las obras del proyecto. Muy pronto, si la Divina Providencia – o usted mismo – no lo impide, asistiremos al vertido de la primera partida de hormigón destinada a cubrir para siempre la desembocadura del río de la Miel.

Estando ocupada la Providencia Divina, como está, en tareas de mayor enjundia, el llamado a impedirlo será usted, responsable como es de garantizar el cumplimiento de lo establecido en el Plan General Municipal de Ordenación Urbana (PGMOU), cuyo Texto Refundido – aprobado en 2001 – ha sido desde entonces de obligado cumplimiento para todos, incluida – claro está – la APBA.

Fig. 1. Frente litoral entre Los Ladrillos y la dársena del Saladillo en 2001. En la dársena del Club Náutico, aún sin rellenar, se distingue – junto al inicio del muelle de La Galera – la desembocadura primitiva del Río de la Miel, alineada con la línea de costa. (PGMOU 2001)

Reúnase, pues, con su Delegada de Urbanismo y los técnicos municipales de la Delegación para leer con ellos lo que el PGMOU establece. Léanselo todo pero, de manera especial, repase con esmero el Apartado 3.5.1. del Documento I (Memoria General) que propone, ya en 2001, una nueva relación Ciudad-Puerto para resolver los “serios problemas […] que presenta el desarrollo urbano y […] su relación con el borde marítimo y el puerto, […] que se verían agravados si se consolida la nueva configuración portuaria adelantada en los documentos del Plan Especial del Puerto”, a la sazón en fase de redacción y tramitación.

El Plan Especial del Puerto se convierte en un “condicionante insoslayable de cualquier propuesta de ordenación del frente marítimo de la ciudad […]. Parece excesivo y poco respetuoso con la ciudad el relleno de la dársena en la que se ubica el Club Náutico y su ocupación por un vial de gran magnitud que, […] además de anular un espacio acuático, crea un mar de asfalto y una barrera física y psicológica entre la ciudad y el borde de agua”.

Figura 2. Frente litoral entre Los Ladrillos y la dársena del Saladillo en 2023. Pese a lo ordenado por el PGMOU, aparece hormigonada la dársena del Club Náutico, y con ella la desembocadura del Río de la Miel, amenazada de nuevo por una marea de hormigón que alejará más de 125 metros el borde marítimo actual.

Permítame, Sr. Alcalde, que le recuerde lo establecido al respecto en el PGMOU: “Entre los objetivos de la presente revisión del Plan […] se encuentra la apertura de la dársena histórica del Arroyo de la Miel […] una aspiración de la ciudad desde hace años […], [que] cobra más interés en el marco urbanístico al constituirse como cabecera del denominado Acceso Central y su parque urbano y periurbano hasta el propio Parque de los Alcornocales”.

Un Acceso Central, cuyo Plan Especial duerme el sueño de los justos, cogiendo polvo, en algún estante de la Gerencia de Urbanismo, a la espera de que el gobierno de la ciudad que usted preside – cumpliendo el deber que el PGMOU le impone – impida el desafuero y recupere “el antiguo paisaje fluvial y ribereño del tramo final del Río de La Miel, al menos como homenaje a la historia de Algeciras”. Ahora es el momento.

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