La verdadera historia de la Escalinata (y VI)

Casi en el punto medio del que fue frente litoral de la ciudad entre la desembocadura natural de un río (que ya no vierte allí sus aguas al mar) y la que fue la desembocadura de un arroyo perdido (por la que vierte ahora sus aguas aquel río), a mitad de camino entre la desembocadura del Río de la Miel, al sur, y la desembocadura del arroyo de Los Ladrillos, al norte, está la Escalinata que fue, en su origen, camino de acceso de la ciudad a su paseo marítimo y al mar y, también, mirador de la Bahía, y que, después, acabó siendo un aparcamiento subterráneo de cuatro plantas con vistas al puerto, que no al mar.

Figura 1. Frente litoral del casco histórico de Algeciras, con la Escalinata en el centro de la imagen. (Toma de Google Earth, agosto de 2022)

Escoltada a derecha e izquierda por edificaciones de altura desmesurada, desde mediados los años sesenta del pasado siglo; alejada cada vez más del litoral por oleadas de cemento y hormigón que acabaron con un paseo marítimo apenas disfrutado; disminuida, pero todavía viva cincuenta años después de construida, la Escalinata fue demolida: en el Pleno celebrado el día 31 de julio del año 2001, fue aprobado por los concejales del equipo de gobierno el punto cuarto del orden del día, concediendo licencia de obra para su demolición para construir un edificio de aparcamientos de cuatro plantas.

Con un celo digno de mejor causa la demolición empezó de inmediato ante el asombro y la indignación de muchos ciudadanos. Como en muchas otras actuaciones urbanísticas promovidas o auspiciadas por el propio Ayuntamiento, no se tuvo en cuenta ni a los ciudadanos, ni a las encuestas de opinión, ni a las razones de los grupos políticos de la oposición. Era evidente que el edificio de aparcamientos proyectado, en aras del cual se sacrificaba la Escalinata, se construiría por encima de todo, incluso por encima de las estipulaciones del Plan General Municipal de Ordenación Urbana.

Transformada la Escalinata en un solar baldío, las obras se ralentizaron, probablemente por razones de estrategia política, para que el paso del tiempo asentara el polvo del derribo, apagara el clamor popular y permitiera que otras preocupaciones distrajeran a la opinión pública. Reanudados los trabajos, la obra, por sus propias características, fue portada de los medios de comunicación (denuncias de propietarios afectados por la modificación del planeamiento urbanístico, daños sufridos en edificios inmediatos, miedo de los vecinos de la zona a dormir en sus viviendas agrietadas, etc.). Requerido el Ayuntamiento por la Delegación Provincial de Urbanismo para que presentase la licencia de la obra denunciada, respondió que solo se había concedido licencia de obra menor para la demolición de la Escalinata, incluyendo en la respuesta al requerimiento un informe de los técnicos de la Delegación Municipal de Urbanismo con el que, violentando la lógica y la razón, pretendía justificar la conformidad de la construcción del edificio de aparcamientos con el Plan General de Ordenación Urbana, afirmando, sin rubor y sin vergüenza, que el edificio se construiría bajo rasante, definida por la Plaza Alta.

Fig.2. Edificio de aparcamientos subterráneos la Escalinata. (Toma de Google Earth, agosto de 2022)

A lo largo de los últimos veinte años el gobierno municipal, fuese del color que fuese, haciendo caso omiso de la ley, incumpliendo sus propias ordenanzas, demolió la Escalinata; sin respetar los derechos de sus vecinos, con daños a sus propiedades, desmontó el escarpe y construyó su “aparcamiento subterráneo”, con vistas al mar; con el dinero de todos defendió la ignominia de su conducta ante los tribunales, sin éxito.

Tras casi un cuarto de siglo de abusos de poder, condenada su conducta en todas las instancias judiciales, el gobierno municipal pretende utilizar el fracaso en su provecho manipulando, sin rubor y sin vergüenza, la sentencia judicial que le obliga a restaurar la legalidad vulnerada. Ignorando el dictamen de los jueces, pretende ahora despilfarrar el dinero de todos para ofrecernos un parque temático, diverso e imposible, cuando tiene el deber de devolvernos la Escalinata ilegalmente demolida. Hagamos entre todos que la ley se cumpla.

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