Arrecifes

Empeñado como estoy en la defensa del patrimonio histórico inmobiliario, incapaz de encontrar en la página web del Ayuntamiento información sobre los contenidos de la nueva “ordenanza municipal reguladora de las condiciones de ornato público, gestión y conservación del casco histórico de Algeciras”, decidí asistir – a distancia y a destiempo, gracias a Onda Algeciras TV – al último pleno del año 2022 celebrado el pasado 30 de diciembre, en cuyo orden del día figuraba – entre otros asuntos – la aprobación definitiva de la ordenanza mencionada, con la intención de conocer de primera mano la propuesta del gobierno de la ciudad sobre el asunto. No tuve suerte. De las 3 horas, 5 minutos y 4 segundos que duró el pleno, la Corporación dedicó al asunto 5 minutos y 12 segundos, de los cuales 3 minutos y 48 segundos se emplearon en la presentación y debate de la propuesta y 1 minuto y 24 segundos en la votación, aprobándose la ordenanza por unanimidad. Y no hubo más.

Bueno, sí hubo. Terminado el orden del día, el pleno pasó a ocuparse de cuatro mociones presentadas por los diferentes grupos municipales, sometidas todas a debate y votación durante casi dos horas. Hubo también, para cerrar la sesión, una quinta moción propuesta por el grupo socialista y asumida como propia por los demás grupos, debatida y acordada fuera del salón de plenos. Convertida en una declaración institucional leída por el secretario suplente, su texto dice que – cito literalmente – “el Ayuntamiento apoya la instalación de un arrecife artificial en aguas de la playa de Getares y colaborará, en el marco de sus competencias, en las actuaciones y en la gestión de los permisos necesarios para su instalación”, resuelto todo en apenas 2 minutos.

Aunque los que tenemos cierta edad estamos, como afirma el dicho, “curados de espanto”, no deja de sorprenderme la ambigüedad ¿calculada? de la declaración porque no queda claro si el Ayuntamiento conoce la existencia de un proyecto de instalación de un arrecife artificial, para el que ofrece su colaboración, o propone la instalación del arrecife artificial, con su colaboración.

No sorprende, en cualquier caso, que no se den razones para justificar el apoyo, si es apoyo, o la propuesta de instalación porque, objetivamente, no las hay. “La mayor parte de los arrecifes artificiales instalados a día de hoy en aguas de nuestro país, están destinados a fines básicamente pesqueros, relacionados con la preservación e incremento de los recursos pesqueros litorales”. No lo digo yo, lo dice en su web el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que añade que “la política pesquera española contempla los arrecifes artificiales como una medida de protección directa de los hábitats de interés pesquero y, por tanto, de regeneración de los recursos.” 

Es de conocimiento general que en las aguas de la Bahía de Algeciras no quedan prácticamente recursos pesqueros litorales que regenerar ni hábitats de interés pesquero que proteger. El crecimiento desmesurado de las instalaciones portuarias ha provocado un desastre medioambiental, confirmado y documentado convenientemente por los propios Estudios de Impacto Ambiental de los sucesivos proyectos, en particular por el de Desarrollo de Infraestructuras Portuarias en el exterior de la Isla Verde. Aprobado a principios del siglo, en el Proyecto se rellenaron más de 100 hectáreas de fondos de sustrato duro, arrecifes “que son los que albergan la mayor biodiversidad y número de invertebrados”. De acuerdo con los datos de la propia APBA, en un recuento efectuado diez años después en las aguas al sur de los rellenos – próximas a la Punta de San García, en la Zona de Especial Conservación del Parque Natural del Estrecho –, el número de especies pasó de las 655 existentes antes de la obra a 126.

En las alegaciones presentadas en 2002 al proyecto mencionado, el presidente de la Cofradía de Pescadores de Algeciras denunciaba que las “ampliaciones sucesivas del puerto de Bahía de Algeciras ha[bía]n hecho desaparecer hasta nueve caladeros y que, con la nueva ampliación que se proponía, se extinguirían dos más”.

El hecho de que en el nuevo Plan Director de Infraestructuras (PDI 2019) – elaborado por la Autoridad Portuaria, actualmente pendiente de aprobación – se afirme que “en la zona de influencia del PDI faenen actualmente 6 embarcaciones de Algeciras, […] y tan solo 4 embarcaciones de La Línea faenan en el interior de la Bahía de Algeciras” es el reconocimiento implícito del daño a la sostenibilidad de la vida marina provocado hasta ahora por el crecimiento continuado – que no sostenible – de las infraestructuras portuarias.

Pese a todo, la aprobación del PDI 2019 autorizará el relleno de otras 50 hectáreas de fondos al sur de las 100 hectáreas rellenadas en el exterior de Isla Verde, amenazando, además, con la demolición de casi 30.000 metros cúbicos de los arrecifes de Interés Comunitario HIC 1170, denominados “Mar de Isidro”.

Imagen tomada por Google Earth el 19/3/2019. Puerto de Algeciras. En rojo, la prolongación del dique exento  y perímetro del relleno de 50 hectáreas al sur de la actual explanada de Isla Verde Exterior, obras previstas en el Plan Director de Infraestructuras, de 2019, pendiente de aprobación. 

Situados en el límite del Parque del Estrecho, estos arrecifes, junto a los que existen alrededor de la Punta de San García y los de Punta Carnero, son los únicos que quedan en la Bahía. Son fondos totalmente sumergidos que albergan comunidades marinas extraordinariamente variadas y ricas en especies, en cuya defensa se han manifestado asociaciones vecinales, organizaciones ecologistas y ciudadanos de a pie.

Es una obviedad poner de manifiesto que la Corporación municipal nunca ha presentado alegaciones formales a ninguno de los proyectos de ampliación del Puerto, ni tan siquiera ha manifestado públicamente preocupación alguna por los daños irreparables causados al frente litoral y al medio marino por las obras llevadas a cabo.

Finalmente, en el pasado pleno, el Ayuntamiento de Algeciras ha tomado partido por los arrecifes artificiales.