Hormigonar un sueño

Joan Alemany, en su libro El puerto Bahía de Algeciras, entre dos mares y dos continentes, incluye en la última página de la versión en español (la página 232), antes de las notas al texto, la evolución del puerto de Algeciras entre 1906 y 2020, mostrando – entre otras características – el crecimiento de la que llama “superficie terrestre de servicio”, que no es otra que la superficie ganada al mar mediante rellenos.

Entre 1906 y 1975, los terrenos ganados al mar pasaron de 0,6 hectáreas a 49,8 hectáreas, esto es, una subida media de 0,71 hectáreas por año. Entre 1975 y 2020 los rellenos realizados pasaron de 49,8 hectáreas a 437,9 hectáreas, lo que supone a una subida media anual de 8,62 hectáreas.

De la superficie total rellenada continúan vacías, sin uso inmediato conocido, no menos de 62 hectáreas, más del 14 por ciento del total. Asimismo, si la insensatez de quienes nos gobiernan no lo impide y somos capaces de erradicar el consumo de combustibles fósiles, en un futuro no muy lejano deberán quedar disponibles, para un mejor uso, las no menos de 10 hectáreas que ocupan actualmente las instalaciones de las empresas suministradoras de combustibles marinos existentes en el recinto portuario.

A pesar de disponer de más de 62 hectáreas (esto es, más de 620.000 metros cuadrados) para ordenar a su mejor saber y entender la distribución de los servicios que presta, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras solicitó al Gobierno, y la ha recibido, autorización para “generar una nueva explanada con una superficie estimada de unos 18.900 metros cuadrados” que justifica sin rubor alguno afirmando que con ello “evitará rodeos para parte del tráfico pesado que utiliza las rampas de carga de la zona” y “servirá como zona de pre-embarque de la línea Algeciras-Ceuta, lo que permitirá una mejora en la logística de embarque y desembarque de vehículos en esta línea”, según se indica en este artículo del Europa Sur.

Siendo portuario el espacio en el que se llevará a cabo la actuación propuesta, y aprobada, la Autoridad Portuaria no ha estado obligada a someterla a información pública. En consecuencia, no cabe recurso administrativo alguno frente a la decisión unilateralmente tomada. Sin embargo, algo habrá que hacer porque con el nuevo relleno la Autoridad Portuaria no solo hormigona 150 metros de frente litoral sino que también ciega la desembocadura del cauce soterrado del río de la Miel, enterrando definitivamente el río que fue razón de ser de la ciudad.

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